EL BUEN PERIODISTA

Los invito a leer las huellas que voy dejando en este inhóspito camino hacia el buen uso del lenguaje.

domingo, 14 de diciembre de 2014

BODY OF WORK

HANDS


Thick and filthy your hands work the land. Caressing, enchanting the fertile brown ground. A tropical flower emerges to fly and be on the care of your hard working hands. The sky wide Samán grew up from your hands, no longer a seed but a chant. The gold on my finger was carved by your hands, by your dancing fingers, love poems, love lines. I live with the dream of the hold of your hand, scarred fearless hands, now food for the grass. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014


SOBRE LA MEMORIA, LA EXPRESIÓN Y LA VANIDAD ARGUMENTANDO QUE ES TODO LO MISMO


Con la misma frecuencia con la que yo me miraba al espejo, mi papá relataba la historia de la mujer que por tanto hacer lo mismo ya no veía su rostro en el reflejo, sino el de una calavera. “¿No has visto ese cuadro? Es muy famoso.” Me decía. Por supuesto yo sabía que el tal cuadro no era mas que la forma con la que mi papá buscaba, apoyado en la metáfora de una imagen, generar en mí conciencia de la “vanidad”.

Esta anécdota contiene muchas formas importantes de la auto-referencia; Es un recuerdo propio en donde la protagonista, yo, soy sorprendida en la curiosidad que me despierto. Pocas memorias se me ocurren que superen a esta en redundancia. Sin embargo, y cada vez más, el hecho de la existencia se presenta en mi entendimiento como redundante y necesariamente auto-referente. Incluso si decidiera despojarme de las pruebas visuales de mi misma. Si dejara de mirarme en el espejo y de tomarme las fotos que publico. Si cerrara los ojos y dejara de ver mi cuerpo desde mi pecho hasta mis pies. Incluso entonces tendría un encuentro inevitable conmigo.

A mi papá hoy le diría que he descubierto otro tipo de espejos; quizás menos evidentes pero no menos peligrosos. Me rodean como el aire y en ellos me registro sin querer. Entre las letras de todo cuanto expreso se dibujan calaveras. Es la vida como el agua de la historia de Narciso, un reflejo inevitable y permanente de nosotros.  

SOBRE LA MEMORIA, LA EXPRESIÓN Y LA VANIDAD ARGUMENTANDO QUE ES TODO LO MISMO


Con la misma frecuencia con la que yo me miraba al espejo, mi papá relataba la historia de la mujer que por tanto hacer lo mismo ya no veía su rostro en el reflejo, sino el de una calavera. “¿No has visto ese cuadro? Es muy famoso.” Me decía. Por supuesto yo sabía que el tal cuadro no era mas que la forma con la que mi papá buscaba, apoyado en la metáfora de una imagen, generar en mí conciencia de la “vanidad”.

Esta anécdota contiene muchas formas importantes de la auto-referencia; Es un recuerdo propio en donde la protagonista, yo, soy sorprendida en la curiosidad que me despierto. Pocas memorias se me ocurren que superen a esta en redundancia. Sin embargo, y cada vez más, el hecho de la existencia se presenta en mi entendimiento como redundante y necesariamente auto-referente. Incluso si decidiera despojarme de las pruebas visuales de mi misma. Si dejara de mirarme en el espejo y de tomarme las fotos que publico. Si cerrara los ojos y dejara de ver mi cuerpo desde mi pecho hasta mis pies. Incluso entonces tendría un encuentro inevitable conmigo.

A mi papá hoy le diría que he descubierto otro tipo de espejos; quizás menos evidentes pero no menos peligrosos. Me rodean como el aire y en ellos me registro sin querer. Entre las letras de todo cuanto expreso se dibujan calaveras. Es la vida como el agua de la historia de Narciso, un reflejo inevitable y permanente de nosotros.