EL BUEN PERIODISTA

Los invito a leer las huellas que voy dejando en este inhóspito camino hacia el buen uso del lenguaje.

miércoles, 14 de octubre de 2015

CUANDO ACABEMOS CON NOSOTROS MISMOS

Cuando acabemos con nosotros mismos va a ser por curiosidad. Porque el hombre es incapaz de resistirse a sus potenciales.

El talento es tal vez el único placer que no se recomienda practicar moderadamente, sino al máximo. Sólo en alegorías fantásticas como Frozen o Hércules vemos a personajes conscientes y temerosos de las consecuencias de sus talentos. Personajes dispuestos, aunque siempre tentados, a no desarrollarse a cabalidad. Pero en la vida real, que es entre otras la historia y la lucha por los "avances", la inteligencia no se vive con moderación. Y tal vez no habría jamás la sugerencia de mermar las capacidades para evitar abusos políticos o pesadillas de ciencia ficción. No queremos que el temor, aunque real y bien infundado, sea enemigo del progreso. 

La realidad liderada por la droga que es la inteligencia es inherente a nosotros. Se compone de todas las maravillas históricas que han resultado del intelecto y de la ambición del ser humano y que son en si mismas sugerencia del siniestro alcance del potencial de nuestra especie. Sus consecuencias llegarán, tarde o temprano, como han ido llegando de a poquito vestidas del brillo de la virtud. Es inevitable.

Y en el momento en el que el hombre se destruya a si mismo, observaremos el paisaje devastador y eléctrico sumidos en un estado de asombro. La mente del hombre es el principio y el fin y es terrible y maravillosa.

domingo, 14 de diciembre de 2014

BODY OF WORK

HANDS


Thick and filthy your hands work the land. Caressing, enchanting the fertile brown ground. A tropical flower emerges to fly and be on the care of your hard working hands. The sky wide Samán grew up from your hands, no longer a seed but a chant. The gold on my finger was carved by your hands, by your dancing fingers, love poems, love lines. I live with the dream of the hold of your hand, scarred fearless hands, now food for the grass. 

miércoles, 10 de diciembre de 2014


SOBRE LA MEMORIA, LA EXPRESIÓN Y LA VANIDAD ARGUMENTANDO QUE ES TODO LO MISMO


Con la misma frecuencia con la que yo me miraba al espejo, mi papá relataba la historia de la mujer que por tanto hacer lo mismo ya no veía su rostro en el reflejo, sino el de una calavera. “¿No has visto ese cuadro? Es muy famoso.” Me decía. Por supuesto yo sabía que el tal cuadro no era mas que la forma con la que mi papá buscaba, apoyado en la metáfora de una imagen, generar en mí conciencia de la “vanidad”.

Esta anécdota contiene muchas formas importantes de la auto-referencia; Es un recuerdo propio en donde la protagonista, yo, soy sorprendida en la curiosidad que me despierto. Pocas memorias se me ocurren que superen a esta en redundancia. Sin embargo, y cada vez más, el hecho de la existencia se presenta en mi entendimiento como redundante y necesariamente auto-referente. Incluso si decidiera despojarme de las pruebas visuales de mi misma. Si dejara de mirarme en el espejo y de tomarme las fotos que publico. Si cerrara los ojos y dejara de ver mi cuerpo desde mi pecho hasta mis pies. Incluso entonces tendría un encuentro inevitable conmigo.

A mi papá hoy le diría que he descubierto otro tipo de espejos; quizás menos evidentes pero no menos peligrosos. Me rodean como el aire y en ellos me registro sin querer. Entre las letras de todo cuanto expreso se dibujan calaveras. Es la vida como el agua de la historia de Narciso, un reflejo inevitable y permanente de nosotros.  

SOBRE LA MEMORIA, LA EXPRESIÓN Y LA VANIDAD ARGUMENTANDO QUE ES TODO LO MISMO


Con la misma frecuencia con la que yo me miraba al espejo, mi papá relataba la historia de la mujer que por tanto hacer lo mismo ya no veía su rostro en el reflejo, sino el de una calavera. “¿No has visto ese cuadro? Es muy famoso.” Me decía. Por supuesto yo sabía que el tal cuadro no era mas que la forma con la que mi papá buscaba, apoyado en la metáfora de una imagen, generar en mí conciencia de la “vanidad”.

Esta anécdota contiene muchas formas importantes de la auto-referencia; Es un recuerdo propio en donde la protagonista, yo, soy sorprendida en la curiosidad que me despierto. Pocas memorias se me ocurren que superen a esta en redundancia. Sin embargo, y cada vez más, el hecho de la existencia se presenta en mi entendimiento como redundante y necesariamente auto-referente. Incluso si decidiera despojarme de las pruebas visuales de mi misma. Si dejara de mirarme en el espejo y de tomarme las fotos que publico. Si cerrara los ojos y dejara de ver mi cuerpo desde mi pecho hasta mis pies. Incluso entonces tendría un encuentro inevitable conmigo.

A mi papá hoy le diría que he descubierto otro tipo de espejos; quizás menos evidentes pero no menos peligrosos. Me rodean como el aire y en ellos me registro sin querer. Entre las letras de todo cuanto expreso se dibujan calaveras. Es la vida como el agua de la historia de Narciso, un reflejo inevitable y permanente de nosotros.  

miércoles, 2 de abril de 2014

LA FLOR DE CEREZO

 ¨Ay niñas, ¿de verdad van a hacer eso?¨ Sí, mamá, le respondimos. ¨Entonces yo voy con ustedes¨.

Mientras María del Mar y yo nos dedicamos a explicarle al tatuador nuestras ideas, mi mamá guardó silencio y observó cómo emocionadas nos disponíamos a inmortalizar a nuestro padre con tinta en nuestra piel. Mi hermana en la cintura y yo en el cuello, firmadas para siempre. Yo primero, ella después, emocionadas planeando la ocasión.  ¨Ya le advertimos que para el día del padre le tenemos una sorpresa muy especial ¨ comentamos picaronas. Mi mamá apenas preguntó si nos dolía o acaso comentó tímidamente sobre el tamaño o el color de los tatuajes. Y nosotras, sumidas en nuestra emoción nos olvidamos de su compañía.

-¨¿Mamá, me está quedando lindo?¨
-¨Sí mi amor. Muy lindo¨ la oí decir con un tono concentrado. Cuando hubimos terminado y mientras cuidadosas contemplamos la firma de nuestro papá rayada en nuestro cuerpo, mi madre interrumpió: ¨ Está bien. Yo también me hago un tatuaje.¨

¨¿Qué qué?¨  Gritamos yo y mi hermana al tiempo. ¨Sí… Pues… ya estando aquí, ¿cómo no las acompaño?¨ respondió. ¨Mamá, no te tienes que hacer un tatuaje, ¿estás loca? ¿Que tatuaje te vas a hacer? ¿A estas alturas de la vida? ¿qué dirá la tía Luchis? Objetamos como loras.  ¨No se…¨ respondió.  ¨Uno chiquito y discreto que me acuerde a ustedes. ¿Una florecita quizás?¨ le preguntó al artista que apenas nos había terminado. Preguntó por una florecita discreta y de colores en un sitio poco visible; una florecita rodeada por la cantidad de pétalos igual a sus tres hijas, su nieta y su ex esposo. El tatuador le mostró el dibujo de una tradicional flor de cerezo coloreada de rosado y amarillo.

Cuando menos pensamos mi mamá ya tenía la flor pintada en su tobillo y se disponía valiente a ser tatuada. Perplejas la vimos en un tremendo espectáculo de solidaridad en dónde a los gritos exclamaba ¨!Pero cómo se dejaron hacer esto!¨ mientras pateaba convulsiva. La flor quedó tan imperfecta como mi propia madre pero también tan colorida y tan alegre y tan hermosa como ella. ¨Un petalito por ustedes, otro por Emilia y otro por Gabrielito.¨ Nos dijo convaleciente mientras se miraba el tatuaje y le pedía perdón al tatuador por su mal comportamiento.  ¨Me quedó muy lindo, ¿cierto?¨  preguntó. ¨Divino Mami¨ respondimos conmovidas.


Y así salimos entonces de semejante aventura; envueltas como un sánduche en papel celofán pero más cómplices que nunca. ¨¿Qué va a decir la tía Luchis?¨ repetimos entre risas y cogidas de la mano.