EL BUEN PERIODISTA

Los invito a leer las huellas que voy dejando en este inhóspito camino hacia el buen uso del lenguaje.

miércoles, 14 de octubre de 2015

CUANDO ACABEMOS CON NOSOTROS MISMOS

Cuando acabemos con nosotros mismos va a ser por curiosidad. Porque el hombre es incapaz de resistirse a sus potenciales.

El talento es tal vez el único placer que no se recomienda practicar moderadamente, sino al máximo. Sólo en alegorías fantásticas como Frozen o Hércules vemos a personajes conscientes y temerosos de las consecuencias de sus talentos. Personajes dispuestos, aunque siempre tentados, a no desarrollarse a cabalidad. Pero en la vida real, que es entre otras la historia y la lucha por los "avances", la inteligencia no se vive con moderación. Y tal vez no habría jamás la sugerencia de mermar las capacidades para evitar abusos políticos o pesadillas de ciencia ficción. No queremos que el temor, aunque real y bien infundado, sea enemigo del progreso. 

La realidad liderada por la droga que es la inteligencia es inherente a nosotros. Se compone de todas las maravillas históricas que han resultado del intelecto y de la ambición del ser humano y que son en si mismas sugerencia del siniestro alcance del potencial de nuestra especie. Sus consecuencias llegarán, tarde o temprano, como han ido llegando de a poquito vestidas del brillo de la virtud. Es inevitable.

Y en el momento en el que el hombre se destruya a si mismo, observaremos el paisaje devastador y eléctrico sumidos en un estado de asombro. La mente del hombre es el principio y el fin y es terrible y maravillosa.

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