Estas lágrimas me saben dulce y se deslizan sobre mi piel erizada. No son ásperas e indeseadas como las producidas por las penas, ni amargas y borrascosas como las que emanan de una traición. Mis lágrimas caen con ritmo y me recuerdan con ternura los alcances de las artes. La música no me hacía llorar hacía tiempo, y me alegró vivir de nuevo su, ya extraño, sentimiento electrizante.
Normalmente me conmuevo con el arte. Sin poder dar explicaciones, (ya sea por mi ignorancia o por mi incapacidad de nombrar las sensaciones) puedo decir que he sentido el calor en los jardines que pintó Monet, y el dolor en los poemas de Alfonsina Storni. Me ha dolido la tragedia de Pagliacci y he crecido junto con las estaciones de Vivaldi. He reído con el andar de Gelsomina mientras se mueve por La Strada y me he quedado muda ante la majestuosidad arquitectónica, que reposa en el recinto de la guadua. Estas sensaciones dejaron de ser normales hace tiempo, y me he visto envuelta en una cultura que me ha arrebatado la sensibilidad, casi hasta el punto de volverme inmune.
Aunque no quisiera entrar en discusiones sobre lo que es, o no, el arte, sí creo que estamos en un ambiente que nos aleja de ese sentimiento inexplicable que se da, raramente en momentos privilegiados. Encuentro difícil identificar, en el inmenso mercado popular, ese elemento que me estremezca y que me invite a concentrarme en la manifestación de mis sentimientos. Me pregunto qué conmueve a aquellas personas que no han tenido acceso a una educación, y muchísimo menos a un viaje. Seguramente el amor, la fe y nuestra generosa naturaleza , que entre otros factores, tocan gratuita y naturalmente al ser humano. Pero ¿que más se les ofrece? Reggaeton, Tropipop y novelas.
Yo misma he caído presa en las garras del Reggaeton; de su ritmo y de sus letras provocadoras. Me he dejado cautivar por una ola popular que hoy siento, no me produce sino un placer inmediato que me aleja de mis reflexiones, enajenándome en un ambiente despreocupado e irresponsable. Mis hábitos de pensamiento se han ido determinando, disimulada y nefastamente, por la cultura del “perreo” que no me aporta mucho. ¿Es posible pensar en encuentros fortuitos, pero trascendentales en términos artísticos en nuestras ciudades? ¿Existe tal intención? no lo se, pero me gustaría pensar que sí.
Hoy lloré con la música. Mi cuerpo, ya desacostumbrado, sintió un corrientazo que lo trajo de nuevo a la vida. Volví a creer en el hombre y admiré sus talentos. Agradecí a mi piel de gallina haberme recordado que sí hay momentos que validan nuestra existencia y me sentí afortunada. Todos deberíamos poder gozar de esa fortuna. De esa validación, de ese momento de estremecimiento. Quisiera que todos, y no sólo yo, podamos bailar al son de una lágrima.
Interesante reflexión, aunque algo peligrosa. Sigue sosteniendo la tradicional distinción entre una "alta cultura" en la que caben artistas como Monet y los impresionistas junto a Fellini y el cine italiano de los 70s, frente a una "baja cultura" o "cultura popular" reservada para aquellos desafortunados en quienes cierta sensibilidad estética no ha sido cultivada. Hace mucho que el arte dejó de pensarse a sí mismo dentro de esta distinción que muchos "intelectuales" intentaron rescatar en el S. XX (tal vez los más reconocidos fueron algunos autores de la Escuela de Frankfurt). El arte contemporáneo se burla de este tipo de "gusto refinado burgués" y deconstruye esa falsa distinción entre alta y baja cultura. Tal vez eso que llamas "arte" deba pensarse más desde lo que ocurre hoy que desde una idea romántica propia del S. XVIII.
ResponderEliminar"The very notion of decadence, at least its modern version, is practically inconceivable without this psychological compulsion…to become the passive accomplice and willing victim of barbarism…to play a passive, and yet theatrical, role on history’s stage." (6)
ResponderEliminarHola! desafortunadamente hay pocas reflexiones reales sobre nuestra cultura y juventud latinoamericana, mucho menos sobre la experiencia de comunión artística vs la expresión artística.
Pero si se quieren leer un articulo MUY bueno sobre nuestro tiempo acá les presento:
http://www.realitysandwich.com/agent_apathy
Me gusta leerte Matilde...
A veces esos momentos tienen más que ver con la propia sensibilidad. Llorar gracias al arte es una cosa muy bonita.
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