EL BUEN PERIODISTA

Los invito a leer las huellas que voy dejando en este inhóspito camino hacia el buen uso del lenguaje.

martes, 8 de febrero de 2011

EL PAÍS QUE ES NEGRO Y BLANCO SEGÚN LA CONVENIENCIA


Opinión.



“Odio a Piedad Córdoba” Me dijo mi papá, enérgicamente, hace unos minutos. A pesar de lo común del comentario, esta vez me dejó pensativa. ¿Por qué odiarán a Piedad Córdoba, si gracias a ella, se supone, liberarán a cinco secuestrados? La respuesta de mi padre se refería a sus presuntas relaciones con los grupos guerrilleros, misma razón que le costó su puesto como senadora de la republica.

Mientras oía a mi papá hablar sobre la hipocresía de la ex senadora, pensaba que a mi, personalmente, me tiene sin cuidado la clase de relación que ella pueda sostener con la guerrilla. Amiga, novia, amante. ¿Qué más da? Si gracias a gestiones de su parte, se darán liberaciones, se merece mi agradecimiento, pensé. Luego de repasar mis reflexiones, comprendí que estaba siendo víctima de un razonamiento maquiavélico en donde el fin justifica los medios: quiero que liberen a los secuestrados y no me importa cómo. Esto, entiendo, es bastante problemático.

Mantener la coherencia en un país como Colombia, es un esfuerzo inválido cuando es necesario “priorizar” las problemáticas. Fue difícil, para mi, por ejemplo, celebrar las muertes de Raúl Reyes y del Mono Jojoy, aunque su fallecimiento significara la vida de muchos otros colombianos. En este país, hay unas muertes que duelen y otras que no. No puedo dejar de decir que mi moral ha estado severamente expuesta a fenómenos mediáticos, que me confunden los principios y me convierten en una mujer de muchas caras. Un día soy piadosa y al otro día una descorazonada. Cuando los periódicos y noticieros me informan acerca del éxito de una dada de baja, algo en mí se trastorna y se embarulla. Soy hoy día una traidora, de mi misma y de mi patria.

Entonces me pregunto sobre la noción del bien común y la noción de la justicia, y al hacerlo, me quedo sin verdades. He crecido en el medio de estampidas que corren en sentido contrario, y que, en cualquier momento, acabarán por aplastarme. Me pregunto también sobre la función educativa de los medios y de la religión y de la familia, por que, desde mi perspectiva, ni se parecen, ni se complementan, sino que más bien, se contradicen. Hoy lloro a los muertos, por que matar es pecado, pero mañana los aplaudo, como un triunfo del estado.

Me queda entonces la tarea de descubrir a mi alter ego y atraparlo entre todos los Doctores Jekyll y todos los Mr. Hyde que hay en Colombia, y en cuanto a Piedad Córdoba, ¿amiga o enemiga? Al parecer, lo que nos vaya conviniendo.

1 comentario:

  1. ¡Cómo estás escribiendo de bueno, Milagros! :)
    No sabía que tenías un blog pero ahora que lo sé me seguiré pasando.
    Hace rato no sé de ti, espero que todo vaya bien.
    Un abrazo y éxitos con el blog que, sin duda, es una experiencia maravillosa.

    D.

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