EL BUEN PERIODISTA

Los invito a leer las huellas que voy dejando en este inhóspito camino hacia el buen uso del lenguaje.

lunes, 7 de febrero de 2011

UNA VERDAD INCÓMODA Y TRISTE






No. Esta vez no me alzaré en armas. Con la voz animada y con la verdad saliendo de mis labios les diré que el prejuicio sí es cierto. Lo siento por ellas, lo siento por ellos. Mentiras, no lo siento por nadie, sino que lo siento por mi. Sigo haciendo parte de esta mentira que es mi carrera y ya no puedo mas defenderme.


Desde que decidí estudiar lo que estudio, he librado una batalla eterna tratando de defenderme de juicios ajenos. Sí, estudio Comunicación Social en la Javeriana, y sí, soy mona, y sí, vivo en un apartamento estrato seis, y sí, soy paisa, pero No. ¡NO SOY BRUTA! Aparentemente mis características físicas, acompañadas del titulo académico que espero recibir algún día, equivalen a unas aspiraciones que definitivamente distan mucho de ser mías. Equivocadamente, o guiándose por pistas traicioneras, esperan de mí malos escritos y tontos comentarios. ¿Por qué no haces un casting en RCN? Seguro te iría muy bien en la sección de la farándula.

Ya cansada de comentarios como ese, que he oído reiteradamente a lo largo de los años, he decidido dejar mi respuesta en este artículo, por escrito y para siempre. En vez de recordarle a todos mis verdugos los intereses que me llevaron a este estudio, y en vez de decirles cuanto disfruto la lectura, la escritura y el conocimiento, les diré que están en lo cierto y que dejen de joder. Sí. Esta carrera no es para genios y entiendo a qué se refieren cuando hablan de la carrera para las niñas brutas.

Con lágrimas invisibles les doy la razón, y confieso, que a pesar de ser una víctima directa de tan seria acusación, dejaré de defenderme y más bien aceptaré la realidad que se me impone. Fue ingenuo de mi parte entrar a esta carrera con inquietudes intelectuales referentes al periodismo, la hermenéutica y la semiótica, pues me encontrado semestre tras semestre, con docentes y académicos que subestiman una carrera, que creo fuertemente, tiene el objeto de estudio más importante de todos: El lenguaje.

Entonces hoy acepto que la carrera es fácil, y que tristemente está lejos de coincidir con lo que yo me imaginaba. Tengo que decirles, además, a las niñas que quieren ser presentadoras de farándula, ambición completamente respetable, que este es su lugar, esta es su casa. A pesar de imaginarme los golpes que recibiré en caso de que alguien lea estas palabras, y aun sabiendo que con esto no soy más que alguien que juzga, probablemente injustamente a niñas como yo misma, escribo con firmeza que es muy difícil destacarse en una carrera que no está pensada desde sus cimientos, para tener un gran alcance.

No quisiera generalizar, pues ni todos los profesores son malos, ni todas las monas son brutas, mas infortunadamente, en mi carrera hay bastante de los dos. En ocho semestres recorridos he tenido máximo 7 buenos profesores que me han inspirado por su valentía y su pasión, pero siendo sincera, diré que yo, y muchos otros, hemos sido victimas de una educación desganada y rendida. El resultado de esto, es ver como, sin mayor dificultad, cualquiera pasa las materias y en últimas logra su diploma. Todavía hoy recuerdo una memorable anotación en el costado derecho de uno de mis escritos académicos: La felicito Matilde, tiene madera para escribir, que grata sorpresa.

Entonces concluyo felicitando a quienes hemos logrado sacarle provecho a esta carrera. A quienes nos hemos esforzado sin que nos lo exijan y a quienes hemos aprovechado cada corto rayito de luz. Invito también a todas las monas a que ayuden a desmontar el gran prejuicio, que hasta hoy tiene tanta razón de ser. Invito también a los profesores a hacer lo que les gusta. Si su pasión no es la pedagogía, por favor, ahórrenos los dolores de cabeza. A los buenos profesores, les agradezco me hayan mostrado el verdadero valor del lenguaje. Ustedes han hecho que estos 4 años de estudio no hayan sido una pérdida de tiempo sino, más bien, una persecución por las cosas que sí valen la pena. A la pasión y a la perseverancia, también les agradezco.




1 comentario:

  1. Interesante artículo como para no tener alguna apreciación. Yo también fui estudiante, aunque no de estrato seis como la gran mayoría de mis compañeros lo fue, sino más bien un colado por decirlo de alguna manera, que se adentró en ese círculo por circunstancias académicas, no precisamente en la comunicación social carrera a la cual admiro mucho, sino por la de ingeniería. Uno de mis primeros profesores era precisamente comunicador social que aunque intentó sumergirnos en ese mar de la comunicación, todos permanecimos casi secos. Yo también he sido victima de una educación desganada y rendida, por profesores que no solo les falta pedagogía sino que les falta el ingrediente más importante: vocación.

    Todos tenemos prejuicios, y me atrevo a decir, que uno mismo a pesar de tener una corta vista hacia la humanidad de los demás tenemos muchos más prejuicios que el otro, que los demás. Muchas veces acertados, así como también tenemos otros muy patéticos y desacertados. Felicidades para aquellos que se dan cuenta de sus propios prejuicios sometiéndolos. Es una pena, me incluyo, que no logremos hacer lo que deseamos por esos prejuicios propios y hacia los demás, camuflados por miedos. Nos impiden realizarnos como persona, como humanidad.

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